Validez ecológica en psicología: definición y ejemplos
La validez ecológica es un subconjunto de la validez externa, que se centra específicamente en la medida en que se puede esperar que los comportamientos observados y registrados en un estudio ocurran en entornos del mundo real (Nestor & Schutt, 2018).
Para comprender mejor el concepto, piense en un estudio sobre hábitos alimentarios realizado en un laboratorio con porciones medidas. El ambiente controlado de un laboratorio, con comidas asignadas, difiere drásticamente de un día típico para la mayoría de las personas.
Por lo tanto, incluso si el estudio presenta datos sólidos sobre los hábitos alimentarios de las personas en estas circunstancias específicas, tiene una validez ecológica limitada. Es posible que no indique con precisión cómo comería la gente en sus propios hogares y condiciones de rutina. La esencia aquí es qué tan bien el estudio emula situaciones de la vida real.
Definición de validez ecológica en psicología
La validez ecológica se define en la siguiente cita de la Enciclopedia de Psicología Social (Baumeister & Vohs, 2007):
“La validez ecológica es la medida en que los hallazgos de la investigación se generalizarían a entornos típicos de la vida cotidiana”.
Mantener la validez ecológica es una consideración crítica en los diseños de investigación (Hammersley, 2019). No considerar esto puede limitar la generalización de los hallazgos y su aplicación a escenarios del mundo real. Los mejores diseños de investigación tienen como objetivo equilibrar la validez interna y externa, incluida la validez ecológica, al tiempo que reconocen las compensaciones entre el control y el realismo.
Ejemplos de alta validez ecológica
1. Estudiar hábitos de compra
Un investigador podría observar el comportamiento del consumidor durante una venta de Black Friday en una gran tienda minorista. La observación de los procesos de toma de decisiones de los clientes, las reacciones a los descuentos, la navegación multitudinaria y los patrones de compra en este entorno minorista del mundo real proporciona una gran validez ecológica, ya que refleja con precisión los comportamientos en un escenario de compras natural.
2. Aprendizaje en el aula
Consideremos un estudio longitudinal que observa los hábitos de toma de notas de los estudiantes durante las clases reales durante un semestre. Los investigadores podrían investigar cómo estos hábitos se relacionan con el desempeño en las pruebas. Este estudio tendría una excelente validez ecológica ya que refleja las condiciones reales del aula en lugar de entornos de laboratorio artificiales (Monahan, 2013).
3. Uso de Internet
Un investigador interesado en estudiar el comportamiento en línea podría instalar un software para rastrear el uso de Internet de los participantes durante varios meses. Estos datos, que reflejan los patrones reales de navegación de los participantes, las preferencias de sitios web y el tiempo que pasan en línea, brindan un alto grado de validez ecológica (Boase, 2013).
4. Dinámica del lugar de trabajo
Por ejemplo, los investigadores que estudian el trabajo en equipo y la colaboración podrían observar un equipo existente en una corporación trabajando en un proyecto a largo plazo. Al observar interacciones reales, conflictos, resolución de problemas y flujo de trabajo en un entorno de trabajo natural, el estudio mantiene una sólida validez ecológica.
5. Actividad Física
Un estudio de dos semanas que utilice rastreadores de actividad física para registrar con precisión los niveles de actividad física diaria, los patrones de sueño y la frecuencia cardíaca de los participantes tendría una mayor validez ecológica en comparación con la investigación que se basa únicamente en la memoria o la honestidad de los participantes en las encuestas de autoinforme. Tal monitoreo directo refleja el comportamiento y las rutinas reales, eliminando posibles informes falsos (Troiano, 2017).
Ejemplos de baja validez ecológica
1. Una prueba de memoria
Los estudios de laboratorio a menudo usan tareas que no son representativas del uso de la memoria en el mundo real. Por ejemplo, un estudio puede pedir a los participantes que memoricen una secuencia aleatoria de diez números y los recuerden después de un cierto período de tiempo. Este escenario tiene una validez ecológica baja porque aísla la memoria de su contexto cotidiano donde las personas suelen recordar información significativa como números de teléfono o direcciones en una secuencia familiar.
2. Un estudio del sueño
Un estudio que investiga los patrones de sueño haciendo que los participantes duerman en un laboratorio en condiciones desconocidas, conectados a varias máquinas para controlar su sueño, tiene una validez ecológica baja. Este escenario varía sustancialmente de la forma en que dormimos naturalmente en nuestro entorno hogareño cómodo y familiar. En consecuencia, es posible que los datos recopilados de esta manera no representen con precisión los patrones de sueño habituales y podrían estar influenciados por factores como la ansiedad o la incomodidad en el entorno del laboratorio.
3. Estudio de Respuesta Emocional
Consideremos un estudio de investigación que utiliza imágenes o videos para provocar respuestas emocionales de los participantes en un entorno de laboratorio controlado. Este estudio puede tener una validez ecológica baja ya que no tiene en cuenta las respuestas emocionales/de estrés complejas y matizadas que ocurren en situaciones de la vida real que a menudo están influenciadas por una variedad de elementos impredecibles, relaciones personales o contextos específicos (Coan et al. , 2019).
4. Estudio de preferencia alimentaria
La investigación que busca comprender las preferencias alimentarias de las personas ofreciendo muestras de alimentos en un laboratorio también puede tener una validez ecológica baja. Las elecciones de alimentos de las personas en el mundo real pueden verse influenciadas por factores como el ambiente, la compañía, el estado de ánimo y las preferencias culturales, factores que un entorno de laboratorio controlado no puede replicar.
5. Estudio de dinámica de grupo
Un estudio de la dinámica de grupo en un equipo de trabajo tendría una validez ecológica baja si solo involucrara a extraños trabajando juntos en una tarea artificial única. Un estudio más válido desde el punto de vista ecológico puede observar equipos de trabajo establecidos durante algún tiempo mientras trabajan en proyectos significativos a largo plazo.
Limitaciones de la Validez Ecológica
A pesar de lo crucial que es la validez ecológica en la investigación, tiene su conjunto de limitaciones de las que uno debe ser consciente.
- Restricciones de tiempo: Los estudios con un alto grado de validez ecológica suelen exigir mucho más tiempo, esfuerzo y recursos que los estudios de laboratorio controlados (Nestor & Schutt, 2018). Los investigadores deben manejar variables impredecibles que ocurren naturalmente en contextos del mundo real, lo que requiere un mayor grado de flexibilidad durante el proceso de recopilación de datos.
- Necesidad de control: Mantener el control sobre las variables de confusión se vuelve mucho más complejo fuera de un entorno de laboratorio (Kazdin, 2010). En entornos naturales, innumerables factores pueden influir en los resultados.
- Luchas para determinar la causa y el efecto: Cuanto más control tenga sobre sus variables dependientes e independientes, más podrá inferir causa y efecto. Es por esto que los experimentos (que tienen menor validez ecológica) tienden a ser capaces de inferir causalidad mientras que los estudios observacionales (que tienden a tener mayor validez ecológica) son meramente descriptivos. Discutí esto en detalle en mi artículo reciente sobre estudios experimentales versus observacionales.
- Generalizabilidad: Los resultados de estudios con alta validez ecológica a veces pueden carecer de generalización. Esto sucede porque estos estudios se llevan a cabo en entornos específicos del mundo real: los comportamientos observados pueden no ser aplicables a diferentes contextos (Shadish, et al., 2011).
- Preocupaciones éticas: Las consideraciones éticas a menudo pueden limitar lo que se puede examinar en entornos del mundo real, lo que dificulta observar ciertos comportamientos en sus entornos naturales, por ejemplo, emociones después de eventos traumáticos o reacciones a temas delicados (Kenny, 2019).
Si bien la validez ecológica ofrece información valiosa, es crucial interpretar los resultados con una comprensión de estas limitaciones.
Validez Ecológica vs Validez Externa
La validez ecológica es un subtipo de la validez externa. Como argumenta Andrade (2018):
“La validez externa examina si los hallazgos del estudio se pueden generalizar a otros contextos. La validez ecológica examina, específicamente, si los hallazgos del estudio se pueden generalizar a entornos de la vida real; por tanto, la validez ecológica es un subtipo de la validez externa”. (Andrade, 2018, pág., 498)
La validez externa es la medida en que los resultados de un estudio pueden generalizarse a otros contextos, incluidos diferentes entornos, personas y tiempos.
Este tipo de validez responde a la pregunta:
¿Podemos aplicar los hallazgos de este estudio más allá de las condiciones específicas bajo las cuales se llevó a cabo la investigación? (Mook, 2010).
Por ejemplo, si un medicamento experimental se probó con éxito en un entorno de laboratorio controlado con un grupo de edad específico, la validez externa evaluaría la probabilidad de su eficacia en un grupo demográfico más amplio y en varios entornos.
La validez ecológica es un término más específico. Aborda específicamente el realismo del entorno y los procedimientos de investigación, evaluando si las condiciones de un estudio reflejan las circunstancias del mundo real.
Considere un estudio sobre la dinámica de grupo realizado en un entorno de oficina con compañeros de trabajo reales frente a un entorno de oficina simulado con extraños actuando como compañeros de trabajo. El primero tendría mayor validez ecológica por su entorno más natural y interacciones.
Por lo tanto, mientras que la validez externa mira el alcance de la generalización, la validez ecológica se enfoca en la veracidad de la metodología para situaciones de la vida real (Bortoli, 2018).
Validez Ecológica vs Realismo Mundano
La validez ecológica y el realismo mundano son dos dimensiones cruciales de la validez en el ámbito de la investigación psicológica, cada una de las cuales posee sus características e implicaciones únicas.Néstor & Schutt, 2018).
La validez ecológica se refiere al grado en que los comportamientos observados en un entorno de investigación reflejan los comportamientos que ocurren en entornos naturales. Haciendo hincapié en la relación entre las condiciones del estudio y las situaciones del mundo real, se refiere a la medida en que los hallazgos de un estudio se pueden aplicar a la vida cotidiana (Kazdin, 2010).
El realismo mundano, por otro lado, es una forma de validez ecológica que se enfoca más estrictamente en la semejanza superficial entre el escenario de investigación y las situaciones que las personas pueden encontrar en su vida cotidiana (Aronson, 2013).
El realismo mundano se relaciona con las características físicas y superficiales del entorno de investigación.
Por ejemplo, un estudio de laboratorio del comportamiento de las personas en un lugar de trabajo virtual, utilizando un entorno de trabajo realista con equipo de oficina real, contaría como un estudio con un alto realismo mundano. Su enfoque es hasta qué punto la situación experimental, los materiales y las tareas son similares a las circunstancias que las personas encuentran en la vida real.
Tanto la validez ecológica como el realismo mundano se esfuerzan por aumentar la aplicabilidad de los hallazgos de la investigación a los escenarios del mundo real, pero lo hacen con diferentes orientaciones. La validez ecológica se enfoca en la relación funcional del comportamiento (qué tan bien el comportamiento de la investigación predice el comportamiento del mundo real), mientras que el realismo mundano se preocupa por las características similares superficiales del experimento y la situación del mundo real (Bargh, 2002).
Referencias
Andrade, C. (2018). Validez interna, externa y ecológica en el diseño, la realización y la evaluación de la investigación. revista india de medicina psicologica, 40(5), 498-499.
Aronson, E., Wilson TD, Akert RM (2013). Psicología social (octava edición). Londres: Prentice Hall.
Bargh, JA (2002). Pérdida de conciencia: influencias automáticas en el juicio, el comportamiento y la motivación del consumidor. Revista de Investigación del Consumidor, 29(3), 280-285. doi: https://doi.org/10.1086/341577
Baumeister, RF y Vohs, KD (2007). Enciclopedia de psicología social.. Nueva York: Sabio.
Boase, J. y Ling, R. (2013). Medición del uso del teléfono móvil: autoinforme versus datos de registro. Revista de comunicación mediada por computadora, 18(4), 508-519. doi: https://doi.org/10.1111/jcc4.12021
Coan, JA, Schaefer, HS y Davidson, RJ (2006). Echando una mano: Regulación social de la respuesta neuronal a la amenaza. Ciencia psicológica, 17(12), 1032-1039. doi: https://doi.org/10.1111/j.1467-9280.2006.01832.x
Gehl, J. (2010). Ciudades para la gente. Prensa de la isla.
Hammersley, M. (2019). Reflexiones sobre el repertorio lingüístico: ciencia revolucionaria, experimentos de ruptura y validez ecológica. Investigación cualitativa, 19(1), 7–22. doi:10.1177/1468794118765086
Kazdin, AE (2021). Diseño de investigación en psicología clínica.. Cambridge: Prensa de la Universidad de Cambridge.
Kenny, DA (2019). Mejorar la validez en la investigación psicológica. El psicólogo americano, 74(9), 1018–1028. https://doi.org/10.1037/amp0000531
Monahan, T., McArdle, G. y Bertolotto, M. (2013). Realidad virtual para e-learning colaborativo. Informática y Educación, 60(1), 1-15. Doi: https://doi.org/10.1016/j.compedu.2006.12.008
Mook, DG (2010). Experimentos clásicos en psicología. Westport, Connecticut: Greenwood Press.
Néstor, PG y Schutt, RK (2018). Métodos de investigación en psicología: investigando el comportamiento humano. Nueva York: Publicaciones Sage.
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Shadish, WR, Cook, TD y Campbell, DT (2011). Diseños experimentales y cuasi-experimentales para la inferencia causal generalizada. Boston: Houghton Mifflin.
Troiano, RP, Berrigan, D., Dodd, KW, Masse, LC, Tilert, T. y McDowell, M. (2008). Actividad física en los Estados Unidos medida por acelerómetro. Medicina y ciencia en deportes y ejercicio, 40(1), 181.
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