15 ejemplos de atribución disposicional

Una atribución disposicional ocurre cuando el comportamiento de un individuo se atribuye a factores internos a él mismo.

Los ejemplos de factores de disposición incluyen la personalidad, el talento o la perseverancia de uno. Esas son todas las características internas y duraderas de la persona.

Lo opuesto es la atribución situacional, que se refiere a atribuir resultados a factores situacionales o ambientales en lugar de factores personales.

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    Atribución Distribucional vs Situacional

    El estudio de cómo explicamos el comportamiento se conoce como teoría de atribución. Fritz Heider es considerado el padre de la teoría de la atribución y escribió uno de los libros más influyentes de la psicología, La psicología de relaciones interpersonales.

    Heider afirmó que hay dos tipos principales de atribuciones: disposicionales y situacionales.

    Cuando observamos a una persona involucrarse en un comportamiento, explicaremos sus acciones como el resultado de factores situacionales o de disposición.

    • Atribución distributiva: Cuando una persona atribuye una atribución disposicional, significa que considera al individuo como responsable de sus actos. Se involucraron en ese comportamiento porque ese es el tipo de persona que son.
    • Atribución situacional: Una atribución situacional elimina parte de esa responsabilidad. Las acciones de la persona se ven como el resultado de factores externos a ella.

    Heider creía que las atribuciones son parte de la psique humana, afirmando:

    “La atribución es parte de nuestra cognición del entorno. Cada vez que conoces tu entorno encontrarás que ocurre la atribución” (Heider, 1976, p. 18).

    Ejemplos de atribución disposicional

    • El mal conductor: Al tener un accidente automovilístico con otra persona, es posible que tengamos una tendencia a culparla y decir que la persona es un "mal conductor". Esto quiere decir que ser malos conduciendo es una característica que llevan consigo a donde quiera que vayan.
    • El jefe gruñón: Desde afuera, podemos observar a nuestro jefe como alguien que siempre está de mal humor. Tendemos a etiquetarlos por tener esa característica como una parte duradera de su personalidad.
    • El músico talentoso: Cuando vemos a alguien que puede tocar un instrumento musical excepcionalmente bien, podríamos usar el término “naturalmente talentoso” para describirlo. Es como si hubieran nacido de esa manera, que es una especie de atribución disposicional última.
    • Explicar un trabajo bien hecho: Cuando a una persona le va excepcionalmente bien en algo, si afirma que se debe a su talento y ética de trabajo, se siente bien y le da un buen impulso a su propia imagen.
    • Una mala evaluación del desempeño laboral: Recibir una evaluación de desempeño negativa en el trabajo puede ser un verdadero golpe para la autoestima. Si atribuimos nuestro bajo desempeño a factores de disposición (es decir, simplemente no soy bueno en este trabajo), el golpe puede ser aún más severo.
    • Llegar tarde a una entrevista de trabajo: Si bien el solicitante que llega tarde a una entrevista de trabajo puede ofrecer explicaciones plausibles (es decir, atasco de tráfico), el empleador puede inclinarse a atribuir una atribución disposicional e inferir que el solicitante es el tipo de persona que siempre llega tarde.
    • El gran director de proyectos: Cuando un proyecto desafiante se completa a tiempo, por debajo del presupuesto y casi a la perfección, el gerente del proyecto puede llevarse todo el crédito. El proyecto fue exitoso porque tienen increíbles habilidades de liderazgo.
    • Cortar al inmigrante sin holgura: Cuando un inmigrante hace varios comentarios subidos de tono en una función social, otras personas pueden pensar que es porque “son una persona grosera.” Una explicación más comprensiva podría ser considerar que todavía no conocen muy bien la cultura.
    • El maestro solidario: Un maestro que proporciona atribuciones disposicionales para el buen trabajo de un estudiante está ayudando al niño a construir una base de confianza y autoeficacia. Eso puede poner al joven en una trayectoria de éxito académico.
    • Los vagabundos: Cuando vemos a personas sin hogar, hay una fuerte tendencia a atribuir características de disposición a su situación, como "Ellos son perezosos." Esta es una explicación de conveniencia que no considera la miríada de otras posibilidades.
    • El amigo generoso: Cuando observamos a un amigo que constantemente apoya a sus amigos en necesidad, podemos atribuir su amabilidad a su naturaleza inherentemente altruista y afectuosa.
    • El emprendedor exitoso: A menudo vemos emprendedores en serie que han tenido mucho éxito y que tienen factores de distribución como el intelecto, el impulso y un espíritu competitivo. Esto puede ignorar que nacieron en la riqueza que los ayudó a llegar a donde están hoy.
    • El orador público ansioso: Cuando alguien parece nervioso o ansioso mientras da un discurso público, podemos etiquetarlo como una persona inherentemente ansiosa, sin tener en cuenta el hecho de que, en otras situaciones, en realidad tiene mucha confianza.
    • El colega pesimista: Podríamos atribuir la perspectiva negativa constante y agotadora de un colega a que es una persona naturalmente pesimista. Esto puede ignorar los factores situacionales que los hacen parecer negativos, como el hecho de que simplemente están en la carrera equivocada.
    • El estudiante perfeccionista: Podemos observar a un estudiante que constantemente estudia mucho para lograr altas calificaciones y atribuir su éxito a su necesidad inherente de perfección. Esto puede ignorar cualquier factor situacional o presiones externas (como los padres o las expectativas culturales) que puedan contribuir a su impulso por la excelencia.

    Estudios de caso y base de investigación

    1. El sesgo actor-observador (Nisbett et al., 1973)

    El sesgo actor-observador se refiere a la tendencia de las personas a considerar que su comportamiento se debe a factores situacionales (nosotros somos el actor). Las acciones de otras personas (somos el observador) se atribuyen a factores internos o disposicionales.

    Nisbet et al. (1973) realizó uno de los primeros estudios que exploraba este fenómeno.

    Hubo un total de tres estudios diferentes, pero los procedimientos fueron muy similares en cada uno. A los estudiantes universitarios se les presentaron diferentes escenarios hipotéticos que describían su comportamiento o el comportamiento de otra persona.

    Luego se les pidió que explicaran las razones de esas acciones, ya sea como actor o como observador.

    Los resultados indicaron que:

    “Los tres estudios brindan evidencia en apoyo de la hipótesis de que los actores atribuyen causalidad a la situación mientras que los observadores atribuyen causalidad a las disposiciones del actor” (p. 163).

    2. El sesgo egoísta (Heider, 1976)

    El sesgo egoísta es la tendencia de las personas a atribuirse el éxito y negar la responsabilidad por el fracaso. Esto ayuda a las personas a enfrentar los desafíos de la vida. Debido a que la mayoría de las personas tienen una necesidad psicológica de mantener una imagen positiva de sí mismos, los individuos a menudo se involucran en diversas distorsiones de la realidad para mantener esa imagen.

    Está bien documentado que ser demasiado negativo con uno mismo es un síntoma de depresión y puede volverse muy poco saludable.

    Heider (1976) está de acuerdo, afirmando que:

    “Uno tiende a atribuirse cosas buenas, pero se sufre cuando hay que atribuirse algo que no es tan bueno…” (p. 16).

    El sesgo egoísta se ha investigado extensamente, lo que permitió a Mezulis et al. (2004) para realizar un metanálisis de 266 estudios.

    Mediante la aplicación de un procedimiento estadístico avanzado, un tamaño del efecto para cada estudio se calculó, que es esencialmente un índice de qué tan poderoso es un factor para explicar un comportamiento específico.

    Los resultados revelaron que el sesgo egoísta es un fenómeno bastante robusto:

    “El tamaño del efecto general del sesgo atribucional fue grande (d = 0,96) y puede representar uno de los tamaños de efecto más grandes demostrados en la investigación psicológica sobre la cognición hasta la fecha” (p. 738).

    3. Lugar geométrico de causalidad de Weiner (Weiner, 2010)

    Bernard Weiner (1985; 2010) amplió la investigación sobre la teoría de la atribución centrándose en tres dimensiones específicas de las atribuciones: locus de causalidad (interna/externa), estabilidad (estable/inestable) y controlabilidad (controlable/incontrolable).

    Cada dimensión tiene diferentes efectos sobre las emociones.

    • Causalidad está conectado con la autoestima. Las atribuciones internas para el éxito conducen al orgullo, pero disminuyen la autoestima después del fracaso.
    • Estabilidad está conectado a las expectativas con respecto al futuro. Cuando el éxito se atribuye a factores estables, se espera el éxito. Sin embargo, los factores estables atribuidos al fracaso conducen a la percepción de que el éxito futuro es improbable.
    • controlabilidad tiene un efecto sobre emociones como la ira y la vergüenza. Cuando el éxito se bloquea a través del control deliberado de los demás, puede conducir a la ira. Cuando el fracaso es controlable debido a la falta de esfuerzo, la emoción resultante es la culpa por no esforzarse lo suficiente. (ver: tipos de locus de control)

    Para generar una teoría con mayor valor predictivo, Weiner creía que era importante conceptualizar las atribuciones como poseedoras de una estructura más dinámica.

    Esa estructura debe incluir:

    “…una gama completa de cogniciones y emociones… Esta es una de las tareas básicas que los teóricos de la motivación deben resolver” (p. 570).

    4. Un estudio intercultural en Dinamarca (Pultz et al., 2020)

    Atribuir el fracaso a factores de disposición puede afectar la autoestima y la felicidad en general, mientras que culpar a los factores situacionales puede ayudar a protegernos de estos sentimientos negativos.

    Esto puede ser especialmente cierto cuando se busca empleo después de 4 años de estudios universitarios.

    Para investigar las atribuciones de estar desempleado, Pultz et al. (2020) realizó una encuesta a aproximadamente 350 graduados universitarios desempleados en Dinamarca.

    La encuesta evaluó el bienestar subjetivo (En general, ¿qué tan feliz dirías que eres?), así como las atribuciones internas (Principalmente es culpa mía que todavía esté desempleado) y las atribuciones externas por estar desempleado (Creo que el gobierno podría desempeñar un papel positivo en la mejora de los procedimientos de contratación).

    Los investigadores resumen los análisis:

    “Constantemente encontramos que la autoinculpación está fuertemente asociada con un menor bienestar subjetivo” (p. 11).

    El estudio también implicó la realización de entrevistas a 33 graduados universitarios desempleados, que se resumen a continuación:

    “…en general, los relatos de autoinculpación están más fuertemente asociados con preocupaciones y una duda fundamental de uno mismo que en el caso de la culpabilidad del sistema” (p. 12).

    Sin embargo, los investigadores señalan que aceptar cierta responsabilidad por estar desempleado no es del todo negativo. Puede conducir a esfuerzos para mejorar las calificaciones de uno o admitir errores que pueden evitarse en el futuro.

    5. El error fundamental de atribución (Ross, 1977)

    El error de atribución fundamental es la tendencia a atribuir razones de disposición para el comportamiento de una persona. El término tiene la palabra "error" porque se considera un juicio defectuoso. El comportamiento de la mayoría de las personas es el resultado de una combinación de factores, algunos internos y de disposición, y otros externos y situacionales.

    Ross (1977) definió el error de atribución fundamental como:

    “…la tendencia de los atribuidos a subestimar el impacto de los factores situacionales ya sobrestimar el papel o los factores disposicionales en el control del comportamiento” (p. 183).

    El error de atribución fundamental ha sido estudiado durante décadas en las culturas occidentales (Shaver, 2016).

    En un interesante estudio transcultural que examina las culturas individualistas y colectivistas, Miller (1984) comparó las atribuciones de estadounidenses e hindúes.

    Como ejemplo ilustrativo:

    “Aunque tanto el sujeto hindú como el estadounidense consideraron el estado emocional del conductor como un factor determinante de su comportamiento, el adulto hindú citó razones contextuales adicionales para el comportamiento del conductor, mientras que el adulto estadounidense hizo referencia a causas disposicionales” (p. 972).

    Los autores sugieren que es más probable que las personas de culturas individualistas adscriban atribuciones disposicionales que las de culturas colectivistas.

    Conclusión

    Las atribuciones de comportamiento prevalecen en la vida cotidiana. Las personas siempre están tratando de explicar las razones de su propio comportamiento y el comportamiento de los demás.

    Durante varias décadas de investigación, ha habido una serie de teorías que intentan explicar cuándo se atribuirán ciertas atribuciones.

    El error fundamental de atribución, el sesgo egoísta y el efecto actor-observador identifican cuándo ocurrirán las atribuciones disposicionales o situacionales.

    El análisis de Weiner agrega factores adicionales a considerar, lo que conduce a predicciones aún más complejas. Él argumenta con éxito que todas las teorías de la motivación deben incorporar dinámicas tanto cognitivas como emocionales.

    Aunque la investigación es abundante, todavía tiene limitaciones. Las comparaciones transculturales podrían permitir una comprensión más matizada de las atribuciones en contextos culturales más amplios.

    En la era de la globalización, esto presenta un desafío que es necesario superar. Al expandir la relevancia teórica a otras culturas, el campo puede mantener la relevancia y mejorar su valor para explicar y predecir el comportamiento humano.

    Referencias

    Fincham, FD, Paleari, FG y Regalia, C. (2002). El perdón en el matrimonio: el papel de la calidad de la relación, las atribuciones y la empatía. Relaciones personales, 9(1), 27-37. doi: https://doi.org/10.1111/1475-6811.00002

    Heider, F. (1958). La psicología de relaciones interpersonales. Nueva York: Wiley.

    Heider, F. (1976). Una conversación con Fritz Heider. En JH Harvey, WJ Ickes y RF Kidd (Eds.), Nuevas direcciones en la investigación de atribución (Vol. 1, págs. 3-18). Hillsdale, Nueva Jersey: Erlbaum.

    Mezulis, A., Abramson, L., Hyde, J. y Hankin, B. (2004). ¿Existe un sesgo de positividad universal en las atribuciones? Una revisión metaanalítica de las diferencias individuales, de desarrollo y culturales en el sesgo de atribución egoísta. Boletín Psicológico, 130, 711-47. https://doi.org/10.1037/0033-2909.130.5.711

    Miller, JG (1984). La cultura y el desarrollo de la explicación social cotidiana. Revista de Personalidad y Psicología Social, 46(5), 961–978. doi: https://doi.org/10.1037/0022-3514.46.5.961

    Nisbett, RE, Caputo, C., Legant, P. y Marecek, J. (1973). Comportamiento visto por el actor y visto por el observador. Revista de Personalidad y Psicología Social, 27(2), 154–164. doi: https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/h0034779

    Pultz, S., Teasdale, TW y Christensen, KB (2020). Atribución contextualizada: cómo los jóvenes desempleados se culpan a sí mismos y al sistema y la relación entre la culpa y el bienestar subjetivo. psicología nórdica, 72(2), 146-167. doi: https://doi.org/10.1080/19012276.2019.1667857

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    Ross, L. (1977). El psicólogo intuitivo y sus carencias: Distorsiones en el proceso de atribución. En Berkowitz, L. (Ed.). Avances en psicología social experimental, 10, (págs. 173–220). Nueva York: Prensa Académica.

    Máquina de afeitar, KG (2016). Una introducción a los procesos de atribución. Nueva York: Routledge.

    Weiner, B. (2010). El desarrollo de una teoría de la motivación basada en la atribución: una historia de las ideas. Psicólogo educacional, 45(1), 28-36.

    Weiner, B. (1985). Una teoría atribucional de la motivación de logro y la emoción. Revisión psicológica, 92, 548-73. https://doi.org/10.1037/0033-295X.92.4.548


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    Dave Cornell (doctorado)

    El Dr. Cornell ha trabajado en educación durante más de 20 años. Su trabajo ha consistido en diseñar la certificación de docentes para el Trinity College de Londres y la capacitación en servicio para los gobiernos estatales de los Estados Unidos. Ha capacitado a maestros de jardín de infantes en 8 países y ayudó a hombres y mujeres de negocios a abrir centros para bebés y jardines de infancia en 3 países.


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    Chris Drew (Doctorado)

    Este artículo fue revisado por pares y editado por Chris Drew (PhD). El proceso de revisión en Profesor servicial implica tener un experto de nivel de doctorado que verifique, edite y contribuya a los artículos. Los revisores se aseguran de que todo el contenido refleje el consenso académico de expertos y esté respaldado con referencias a estudios académicos. Dr. Drew ha publicado más de 20 artículos académicos en revistas académicas. Es el ex editor de Journal of Learning Development in Higher Education y tiene un doctorado en Educación de ACU.


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