15 ejemplos de identificación (de Sigmund Freud)
El id es una de las tres partes de la mente, según la teoría psicoanalítica en gran parte desacreditada de Sigmund Freud.
Los otros dos son el ego y el superego.
El Id representa el componente instintivo más primitivo de la personalidad, que contiene todos los impulsos biológicos heredados, como el hambre, el sexo y la agresión.
A diferencia del superego, se dice que el id está presente desde el nacimiento y sirve como fuente de nuestros impulsos básicos. Como señalan Kring y Johnson (2018):
“Según Freud, el id está presente al nacer y es el depósito de toda la energía necesaria para hacer funcionar la mente, incluidos los impulsos básicos de comida, agua, eliminación, calor, afecto y sexo”.
Por ejemplo, podemos ver que un bebé tiene un impulso instantáneo de buscar leche del pecho de su madre: este es el Id en acción.
Definición de identificación
El ello opera sobre el principio del placer, que es el concepto psicoanalítico que se refiere al impulso instintivo de buscar el placer y evitar el dolor.
Se esfuerza por la gratificación inmediata de todos los deseos, anhelos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el resultado es un estado de ansiedad o tensión.
Por ejemplo, cuando tienes hambre, el id te pide que comas; cuando tienes sed, te incita a beber. No tiene en cuenta ninguna circunstancia; solo busca satisfacción instantánea.
Y si no come dentro de un período de tiempo razonable a partir del momento en que la identificación lo obliga a hacerlo, puede sentir sentimientos desagradables, como irritación (estar 'hambriento').
Según Freud, el ello es totalmente inconsciente. Opera sin nuestra necesidad de pensar en ello o enfocarnos en ello. Además, una característica desafortunada es que es incapaz de considerar las consecuencias de sus deseos.
Sin embargo, todavía no funciona de forma independiente. Interactúa con el yo y el superyó, los otros dos componentes del modelo freudiano de la psique. De hecho, el ego y el superego intentan mantenerlo a raya:
- El egoguiado por el principio de realidad, trata de satisfacer los deseos del id de manera realista y socialmente aceptable.
- el superyófuncionando como la conciencia moral, puede inhibir el id o facilitar las estrategias del ego para redirigir sus impulsos.
Ver también: Ejemplos de deslizamiento freudiano
Ejemplos de identificación
1. Deseos sexuales
Según Freud, el ello se compone principalmente de energía sexual (libido).
El ello busca satisfacer estos deseos sexuales independientemente de las normas o consecuencias sociales.
Esto podría manifestarse de varias formas, como el impulso de participar en actividades sexuales o fantasear con escenarios sexuales.
Por ejemplo, un individuo podría sentir una fuerte atracción sexual por un compañero de trabajo, sobre lo cual el id buscaría actuar para una satisfacción inmediata, sin tener en cuenta las posibles repercusiones en el lugar de trabajo (Freud, 1953).
Freud también argumenta que algunos niños tienen deseos sexuales innatos con respecto a su padre del sexo opuesto, que surgen desde una edad muy temprana.
2. Hambre
El ello incluye los impulsos instintivos básicos, entre los que se encuentra la necesidad biológica de sustento, es decir, el hambre.
Cuando un individuo siente la necesidad de comer, la identificación lo motiva a satisfacer este deseo de inmediato.
Un ejemplo podría ser un individuo que, a pesar de seguir una dieta estricta, se siente atraído por el aroma de una pizza y se entrega a ella para satisfacer la demanda de gratificación inmediata del ello.
3. Agresión
Freud asoció la agresión con el id, llamándolo el "instinto de muerte" o Thanatos.
Esto representa un impulso innato hacia la destrucción, la agresión y el conflicto.
Por ejemplo, si se siente irritado, insultado o frustrado, es posible que sienta un impulso repentino de reaccionar agresivamente. Esta es la identificación en el trabajo, actuando sin tener en cuenta la realidad o las normas sociales. Necesita el superyó y el ego para volver a alinear el ello y evitar que arremetamos y causemos daño.
4. Codicia
El ello está impulsado por el deseo de placer y posesión, independientemente de cómo lo consiga.
En otras palabras, nuestra codicia proviene del id.
Una persona gobernada por el id podría desear constantemente más riqueza, poder o posesiones materiales, incluso si ya tiene más de lo necesario. De hecho, Freud sugeriría que hay algo dentro de todos nosotros que seguirá deseando más y más. Solo nuestro ego y superego bien desarrollados mantienen eso bajo control.
Un ejemplo sería un acaparador, que continúa atesorando todo hasta un punto poco saludable, aunque sabe que nunca usará todo lo que atesoró en su garaje.
5. Gratificación inmediata
El id opera sobre el 'principio del placer', que es el deseo de satisfacción inmediata de todos los deseos, necesidades e impulsos.
Como resultado, el id gobierna nuestro impulso por la gratificación instantánea y resiste la orden del ego de que retrasemos la gratificación para nuestro beneficio a largo plazo.
Por ejemplo, un adolescente podría decidir faltar a la escuela para asistir a un concierto, ignorando las posibles repercusiones académicas por el placer inmediato del evento musical.
Sin embargo, sabemos que la gratificación retrasada es la clave para el éxito a largo plazo y el logro de objetivos a largo plazo.
6. Autoconservación
El instinto de supervivencia o autoconservación está ligado al ello. Representa el impulso primitivo para protegerse y asegurar la propia supervivencia.
Por ejemplo, la identificación podría obligar a alguien a huir de una situación peligrosa, como un edificio en llamas, sin detenerse a recoger sus pertenencias.
Las personas que pueden resistir este instinto básico, como los héroes bomberos que corren hacia el fuego para salvar a un bebé o los soldados en una batalla, tienden a tener un superyó muy desarrollado. o centrarse en otros deseos, como la consideración social positiva por encima de la seguridad personal.
Sin embargo, en nuestra base, el id prioriza la seguridad personal inmediata sobre la pérdida material o incluso salvar las apariencias socialmente, destacando el papel del id en los instintos de supervivencia.
7. Estallidos emocionales repentinos
El id está asociado con emociones crudas y sin filtrar. Estos a menudo se manifiestan como arrebatos emocionales repentinos cuando la identificación de un individuo toma el control, pasando por alto el control del ego.
Por ejemplo, una persona que está pasando por un duelo podría estallar repentinamente en llanto en el supermercado, a pesar de intentar parecer sereno.
La influencia de la identificación es visible aquí, ya que prioriza la expresión emocional sobre las expectativas sociales de compostura.
A menudo, cuando estamos bajo estrés o nos sentimos ansiosos, la capacidad de nuestro ego para dirigir nuestras emociones de manera socialmente apropiada se ve restringida, lo que hace que la identificación salga a la superficie y tome el control.
8. Celos
Freud atribuyó los celos, particularmente los celos sexuales, al ello. Esta emoción primitiva surge cuando el id percibe una amenaza a su fuente de gratificación.
Por ejemplo, una persona puede sentir celos intensos cuando su pareja romántica pasa tiempo con un amigo atractivo.
El ello, al percibir una amenaza a la relación que le proporciona placer emocional y físico, desencadena sentimientos de celos.
9. Envidia
La envidia es otra emoción asociada con el id. El id no comprende la justicia o la moralidad (ese es el dominio del superyó). El id simplemente busca lo que desea.
Por ejemplo, una persona podría envidiar a un colega que recibe un ascenso por el que también estaban compitiendo.
Esta envidia surge del deseo del id de poseer el reconocimiento y los beneficios asociados con la promoción.
10. Comportamientos adictivos
Freud señaló que la adicción podría entenderse como una manifestación del ello.
Las sustancias o comportamientos adictivos proporcionan placer o alivio inmediatos, siguiendo el principio de gratificación inmediata del ello.
Por ejemplo, a una persona que lucha contra la adicción le puede resultar difícil resistir la urgencia del id por el placer inmediato o el alivio que proporciona una sustancia, a pesar de comprender las consecuencias a largo plazo.
Muchos de nosotros tenemos la capacidad de ejercitar nuestro ego para dirigir estos comportamientos de una manera socialmente más apropiada (o personalmente saludable), como hacer ejercicio cuando creemos que queremos beber algo, o decidir no tomar otro trago y en su lugar pedir una raíz. cerveza.
11. Acciones impulsivas
Las acciones realizadas por impulso, sin considerar las posibles consecuencias, están fuertemente influenciadas por el id.
Este componente de la psique busca una gratificación inmediata, lo que a menudo conduce a decisiones apresuradas.
Por ejemplo, alguien podría decidir impulsivamente renunciar a su trabajo debido a un pequeño desacuerdo con un colega.
El id en esta situación busca el alivio inmediato de la situación estresante, ignorando las implicaciones financieras y las perspectivas futuras de empleo (Freud, 1915).
Los adolescentes, que aún no han desarrollado completamente su superyó, son más propensos a la influencia del id aquí (los psicólogos cognitivos no usan el término 'superyó', pero de manera similar piensan que el autocontrol no se desarrolla hasta mediados o finales de la década de 1990). 20s.)
12. Comportamiento imprudente
La búsqueda del placer inmediato por parte del ello puede conducir a un comportamiento imprudente, particularmente cuando el ego y el superyó no logran regular estos impulsos de manera efectiva.
Por ejemplo, una persona puede participar en actividades de alto riesgo como carreras callejeras ilegales, impulsada por la adrenalina y la emoción, ignorando el peligro y la ilegalidad de la actividad.
Podemos ver, una vez más, que este tipo de comportamiento es más común en los adolescentes, cuyo ello sigue teniendo un mayor dominio hasta que el yo y el superyó se desarrollan más plenamente.
13. Consumo excesivo
Los comportamientos como comer en exceso, gastar demasiado o ver series de televisión en exceso a menudo reflejan la demanda de satisfacción inmediata del id.
El id actúa sin tener en cuenta las posibles consecuencias a largo plazo, como el hecho de que te vas a sentir mal mañana si comes tantos nachos esta noche.
Una persona puede darse un atracón de su comida favorita, impulsada por el deseo del id por el placer inmediato que le brinda, sin tener en cuenta el impacto negativo potencial en su salud.
14. Fantasías violentas
La influencia del id no se limita al comportamiento; también se extiende a nuestros pensamientos y fantasías.
Las fantasías violentas, incluso cuando no se llevan a cabo, pueden reflejar los impulsos agresivos del ello.
Por ejemplo, una persona agraviada por un colega puede fantasear con escenarios de venganza.
Estos pensamientos, que tienen sus raíces en los instintos agresivos del id, tienden a persistir en muchas personas a lo largo de la vida, pero su ego y superego desarrollados los mantienen a raya, impidiendo que actuemos sobre estos impulsos malsanos.
15. Narcisismo
Las conductas narcisistas, caracterizadas por una excesiva focalización en uno mismo y desprecio por los demás, pueden entenderse como manifestaciones del ello.
El narcisismo refleja el egocentrismo del id, ya que busca cumplir sus propios deseos sin tener en cuenta a los demás.
Por ejemplo, una persona narcisista puede buscar constantemente la admiración y la validación de los demás, impulsada por el deseo de autogratificación del id.
También puede optar por mentir y estafar a otros sin tener en cuenta la moralidad porque no tiene un superego saludable que lo controle moralmente.
Id vs Ego vs Superego
El id, el ego y el superego interactúan entre sí para dar forma al comportamiento, los pensamientos y los sentimientos de un individuo. Cada uno se explica a continuación:
- Identificación: El id es la parte más básica y primaria de la personalidad, presente desde el nacimiento. Opera sobre el principio del placer, buscando la gratificación inmediata de nuestros deseos y necesidades. El id es completamente inconsciente y contiene nuestros deseos e impulsos más fundamentales, como los relacionados con el hambre, el sexo y la agresión. No considera la realidad o la adecuación social y solo se enfoca en la satisfacción personal.
- Ego: El yo se desarrolla a partir del ello durante la infancia, y su función es mediar entre las demandas del ello, la realidad y el superyó. El ego opera de acuerdo con el principio de realidad, tratando de satisfacer los impulsos del id de una manera que sea socialmente aceptable y realista. El ego funciona tanto consciente como inconscientemente y sirve para racionalizar las demandas del id y navegar por las expectativas del mundo externo.
- Superego: El superyó surge alrededor de los cinco años y encarna las reglas sociales y los estándares morales aprendidos de los padres y otras figuras significativas. Funciona para controlar los impulsos del id que se consideran socialmente inaceptables y lucha por la perfección, operando según el principio de moralidad. El superyó está presente en los tres niveles de conciencia: el consciente, el preconsciente y el inconsciente.
Aquí hay una tabla comparativa de los tres:
Identificación | Ego | Superego | |
---|---|---|---|
Función | busca placer | Media la realidad y los deseos. | Impone normas morales sobre el comportamiento. |
opera | Inconsciente | Consciente, Preconsciente, Inconsciente | Consciente, Preconsciente, Inconsciente |
Principios | Principio del placer | principio de realidad | principio de moralidad |
Desarrollo | Presente desde el nacimiento | Se desarrolla durante la infancia y utiliza estrategias como la sublimación. | Se desarrolla alrededor de los cinco años. |
Conclusión
Terminaría con una crítica: los conceptos de id, ego y superego tienden a ser menos populares hoy en día, dada la creciente vigencia de la psicología cognitiva en los departamentos de psicología de todo el mundo. Un problema obvio con el concepto de la identificación es que asume que los impulsos sexuales existen desde el nacimiento, ignorando el papel de la pubertad en el desarrollo de la sexualidad humana. Sin embargo, los tres conceptos de id, ego y superego siguen siendo interesantes de estudiar y forman parte del discurso común para hablar de nuestros impulsos, la capacidad de lograr el autocontrol y nuestra brújula moral, respectivamente.
Referencias
Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. La Prensa Psicoanalítica Internacional.
Freud, S. (1923). El EGO y la identificación. En J. Strachey (Ed. y Trans.), La edición estándar de las obras psicológicas completas de Sigmund Freud (Vol. 19, págs. 3-66). Hogarth Press.
Freud, S. (1933). Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisis. La Prensa de Hogarth.
Kring, AM y Johnson, SL (2018). Psicología anormal: la ciencia y el tratamiento de los trastornos psicológicos. John Wiley & Sons.
Marcuse, H. (1955). Eros y la Civilización. Prensa de faro.
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